Nihil novum sub sole o Déjà vu

domingo, abril 12, 2015

Nota roja

Vienes a mi oficina. Es domingo y estoy solo. Además de traerme un artículo, sé (ambos sabemos) que vienes a un encuentro conmigo. Somos casados y eso lo hace aún más atractivo. Vienes muy sexy, y yo vengo vestido para la ocasión.
Entras y no perdemos tiempo en preliminares, tanto nos ansiamos, inmediatamente nuestras bocas se buscan, se reconocen, se beben. Cuánta sed nuestra que al bebernos se incrementa y no existe manantial que en este momento colme nuestra sed.

La ropa estorba y la arrancamos, manos ávidas de piel desnudan los cuerpos que se ansían para hacer realidad las imágenes del tacto, del sabor, del sonido de la vista que inundaron nuestras cabezas. Estamos aquí y ahora y somos dueños de hacer lo que queramos.

Te beso los labios, los ojos, el mentón, tu cuello y bajo a tus pechos.

Los caballos bajo la piel

Los caballos bajo la piel galopan despavoridos. Traen el terror adherido a los desorbitados ojos. Los caballos bajo la piel caracolean encabritados, Sus belfos se expanden como humeantes chimeneas en la madrugada. Los caballos bajo la piel se estrellan contra el reverso de los párpados. Los sueños se hacen astillas, Y no encuentran a sus hembras. No hay yeguas desbocadas Ni flamas que broten de sus cascos al golpear el piso.