Nihil novum sub sole o Déjà vu

martes, agosto 30, 2011

El vendedor de pararrayos

Es el primer día de trabajo de Joaquín. Va, como ordena la etiqueta, presentable y formal. Lleva lo necesario para su flamante actividad de vendedor de puerta en puerta, sin inmutarlo lo nublado del día.
Toca su primer timbre:
-Buenos días, vengo ofreciendo pararrayos...
¡Dios mío! ¡Un tremendo rayo ilumina con estruendo la entrada de esa casa!