Nihil novum sub sole o Déjà vu

lunes, julio 23, 2012

Fémina

Recuerdo con mucho gusto un relato de Scot Fitzgerald cuya heroína salva al personaje principal. La hora sin diosas, de Beatriz Rivas, me encantó pues habla de mujeres, diosas a su manera, que también salvan a varios filósofos, músicos, escritores. La autora cuenta que esa novela es muy apreciada por los hombres. Yo me identifiqué con esa afirmación. Todo lo cual me lleva hasta el medievo, en que los trovadores (incluso el grande Dante) "saben" que la salvación en este mundo y en el otro o los otros es mediante una mujer. Los trovadores, decía, como los caballeros medievales, buscaban, anhelaban a una mujer que los guiara, como Beatriz a Dante, al otro cielo: no había otro camino. Pienso ahora por qué me quedé (¿acaso solo yo?) en la Edad Media deseando la salvación mediante el agua cristalina de la "Mujer", en su cuerpo como mapa hacia la resurrección del alma. ¿Sabrán las mujeres ese anhelo de los hombres? ¿Sabrán los hombres la clave de su redención?

1 Comments:

  • Mírame sentada aquí en este sillón, juego con mis piernas, las cierro y las abro. Sé que me deseas al encontrar tu mirada. Soy una mujer etérea, un puro deseo. Y tu mirada me sirve para reflejarme, descubrirme y desearme. Sólo siendo tuya puedo ser yo, salvarse a mí misma.

    By Anonymous Selene, at 7:32 p.m.  

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