Nihil novum sub sole o Déjà vu

domingo, abril 12, 2015

Nota roja

Vienes a mi oficina. Es domingo y estoy solo. Además de traerme un artículo, sé (ambos sabemos) que vienes a un encuentro conmigo. Somos casados y eso lo hace aún más atractivo. Vienes muy sexy, y yo vengo vestido para la ocasión.
Entras y no perdemos tiempo en preliminares, tanto nos ansiamos, inmediatamente nuestras bocas se buscan, se reconocen, se beben. Cuánta sed nuestra que al bebernos se incrementa y no existe manantial que en este momento colme nuestra sed.

La ropa estorba y la arrancamos, manos ávidas de piel desnudan los cuerpos que se ansían para hacer realidad las imágenes del tacto, del sabor, del sonido de la vista que inundaron nuestras cabezas. Estamos aquí y ahora y somos dueños de hacer lo que queramos.

Te beso los labios, los ojos, el mentón, tu cuello y bajo a tus pechos.

Los caballos bajo la piel

Los caballos bajo la piel galopan despavoridos. Traen el terror adherido a los desorbitados ojos. Los caballos bajo la piel caracolean encabritados, Sus belfos se expanden como humeantes chimeneas en la madrugada. Los caballos bajo la piel se estrellan contra el reverso de los párpados. Los sueños se hacen astillas, Y no encuentran a sus hembras. No hay yeguas desbocadas Ni flamas que broten de sus cascos al golpear el piso.

miércoles, noviembre 21, 2012

¿Qué escucho cuando escucho poesía?

¿Qué escucho cuando escucho poesía? Una música cuyas notas son sílabas que conforman palabras. Y sé que el significado ante todo está dado por el sonido. El significado entra por el son del corazón. Hermano López Velarde, escucho tu música. El mar, el puerto, el barco, la travesía, la mercadería y los navegantes los oigo aquí en mi corazón. Son sonidos que únicamente cobran sentido en mi cuerda sonora del corazón. El misterio del sonido es el sonido primigenio: el corazón. ¿No es el mar el eterno diástole y sístole de la creación? En el principio fue el sonido del corazón, y aún ahora, permanece el tibio latido del sonido.

viernes, septiembre 21, 2012

Una sirena eterna

Debo a mi compañera Ligia que recordara un hermoso relato: "Ligea" de Giuseppi Tomasi di Lampedusa. Luego de releerlo, busqué información en internet y me llevó a la leyenda de la sirena Ligea in Italia. Hermoso relato. Hermoso. Tan eterno ya como una serena inmortal. Tan pánico, tan vital, tan natural. Toda la fuerza de la naturaleza contenida en una forma mitad adolescente y mitad sirena, acompañada de un ser humano como un dios heleno. Naturaleza y humanidad. Eternidad y un instante. Vida y decrepitud. Ligea, la eterna, la "mujer" siempre anhelada y buscada por los hombres. Encántame, canta a me, sirena. El canto de la sirena.

lunes, julio 23, 2012

Fémina

Recuerdo con mucho gusto un relato de Scot Fitzgerald cuya heroína salva al personaje principal. La hora sin diosas, de Beatriz Rivas, me encantó pues habla de mujeres, diosas a su manera, que también salvan a varios filósofos, músicos, escritores. La autora cuenta que esa novela es muy apreciada por los hombres. Yo me identifiqué con esa afirmación. Todo lo cual me lleva hasta el medievo, en que los trovadores (incluso el grande Dante) "saben" que la salvación en este mundo y en el otro o los otros es mediante una mujer. Los trovadores, decía, como los caballeros medievales, buscaban, anhelaban a una mujer que los guiara, como Beatriz a Dante, al otro cielo: no había otro camino. Pienso ahora por qué me quedé (¿acaso solo yo?) en la Edad Media deseando la salvación mediante el agua cristalina de la "Mujer", en su cuerpo como mapa hacia la resurrección del alma. ¿Sabrán las mujeres ese anhelo de los hombres? ¿Sabrán los hombres la clave de su redención?

miércoles, marzo 14, 2012

Exceso

Me pidió que le rompiera el culo: le rompí el corazón.

lunes, diciembre 05, 2011

Deseo con uñitas pintadas de rojo

Hoy, Selene, por una extraña coincidencia del destino, mi deseo, mi lascivia, mi lujuria, toman exactamente la forma de tus hermosos pies: blancos, breves, con un arco que cobija mi lengua. El tigre de mi deseo se postra a tus pies.

jueves, diciembre 01, 2011

Selene y sus pies

Estoy, Selene, mirando tus pies y ellos me transportan a un mundo de placer pleno. Recorro la deliciosa curvatura del arco de tu planta: qué suavidad, que lascivia visual. Imagina, Selene, mi mirada como una lengua que te lame despacio, así como contemplo tu delicada curvatura del arco, y adivina mi gozo por recorrerla ya con lengua, ya con mirada, y, sí, te devoro con mis ojos y te palpo con mi lengua. Estoy tan férreo imantado a tus pies desnudos, pero calzados con invitadoras, provocadoras sandalias desnudas y cómo apartar mi mirada de tus deditos, de sus uñas rojas, y lamo con mirada lúbrica cada dedito, cada uñita, y ¿sientes mis manos tocar tu talón?, ¿sientes cómo acarician tu planta, tu arco? Selene, mi luna, me vuelves luna líquida brotante.