Nihil novum sub sole o Déjà vu

jueves, abril 27, 2006

Anticristo

Las semanas santa y de pascua lo dediqué a la reflexión y me topé con El Anticristo de don Friedrich Nietzsche. Me atrajo además porque al año de haberlo escrito, su autor sufrió una crisis de locura de la que ya nunca retornó.

¿Cuáles son los puntos importantes? Si leí bien, lo fundamental no es de hecho hablar contra Cristo sino contra el cristianismo. Como ejemplo, como experiencia de felicidad, Nietzsche admira a Jesús el nazareno, pero condena a la iglesia católica (y también a la judía) de imponer un sistema de terror a los fieles: si no te confiesas conmigo (sacerdote) estás en pecado.

Algo que realmente me atrajo sobremanera es el concepto tan claro del Nietzsche de la vida: la felicidad y el placer. Él lo llama la forma natural de ser. A esto se oponen las religiones (aunque de alguna manera salva al budismo) al establecer que aquí no se alcanza la felicidad sino en el otro mundo, el que está más allá de la muerte. De manera que el terror es requisito sine qua non de las religiones para establecer su opresión. Si la gente fuera feliz no habría necesidad de religión. (A esto se le llamó el lugar común que todos conocemos de la frase: "Dios ha muerto").

Me maravilla la pulsión vital que encuentra Nietzsche (felicidad, seguridad, placer) inherente a las personas y a los seres vivos. Pero la religión emplea sus contrarios como forma de control: te doy la culpa, el sentido de pecado, te limito porque no tienes que encontrar el paraíso en este mundo, sino una vez que hayas muerto y pasado por mi bendición y mi credo y mi religión, te daré tu pase al paraíso o al infierno.
Por eso creo que más bien es el antricristianismo o el antirreligión lo que expone el buen Friedrich.

El nazareno fue pleno, feliz, libre porque hizo lo que él quería; sus seguidores no entendieron esa enseñanza y la mataron, la pusieron como una hermosa mariposa, pero clavada por un alfiler en una caja (releo esto y me encuentro con otra crucifixión). La experiencia religiosa es vivir la felicidad, la libertad, el placer: ser nosotros.

jueves, abril 06, 2006

Sísifo

Ese anciano, 70 o 75 años, remonta nuevamente la subida de Avenida Las Águilas como todos los años que llevo pasando por aquí a la misma hora.
Ese anciano asciende mansamente, metódicamente, pacientemente, acarreando su bicicleta cargada de una pesada caja.
Ese anciano asciende diariamente siete kilómetros de escarpada vía.
Hoy lo veo como todos los días y sé que mañana, como toda la semana, lo veré nuevamente ascender bovina, resignada, pero dignamente.