Nihil novum sub sole o Déjà vu

martes, junio 03, 2008

Mi origen no es mi comienzo

Estoy cansado de que la mayoría de las novelas comiencen con el origen del autor, que se disfraza del personaje principal. Así comienza hablando por ejemplo de su padre:

Máximo Díaz se aferró a los colores de su burro de trabajo. Se empeñó en igualar el color del mueble avejentado con un color nuevo que tuviera esa pátina que sólo da el tiempo.

Aunque este es, en efecto, el nombre de mi padre y su oficio, yo no comenzaría mi historia ahí, sino con algo mucho más significativo para mí:

Óscar Daniel salta con la decisión del lince esa barda. A sus 13 años, es ya un maestro del parkour (que originalmente es parcour, pero se le agregó la k exótica). Ese adolescente es mi hijo. Ahí comienza mi historia. Una historia que no empieza por el principio sino por la consecuencia.

Y quién sabe, con los años, Óscar Daniel también realizará su propio parricidio para justificarse.

Sí, mi padre, pero mejor mi hijo.