Nihil novum sub sole o Déjà vu

viernes, julio 25, 2008

Mi hermano

Mucho tiempo, toda tu vida, pues, me pregunté ¿por qué?, ¿para qué tanto dolor?, hacia dónde ibas...

Ahora lo comprende mi corazón: Tu vida es sin por qué. Tu vida fue. Como fue, sin más, sin menos.

Ahora descansas, por fin descansas, junto a un mango frondoso, hermoso, cuya sombra te refresca y el aire huele a libertad. Y por las noches el rumor del mar te canta. Hermoso descansar escuchando el rumor del mar. "Drume, drume, negrito"...

lunes, julio 21, 2008

Siempre el mar

Primero fue el mar en lontananza. Luego tu perfume enamorando mis sentidos, pero lo que nunca olvidaré son tus manos tomando las mías y llevándolas a tus pechos y tu cuerpo acomodándose al mío para mirar, así, abrazados, el mar, el inmenso mar que latía para ti y para mí, acompasando nuestro deleite.

Y estoy ahora en ese cuarto de motel, besándote toda, plenamente, a mi antojo, a mi voluntad y con todo el tiempo del mundo. Hundiendo mi rostro en tu cuerpo. Y estás tú tatuando mapas de constelaciones en mi espalda, en mis muslos, con tus pechos. Hermosos pechos que beso y lamo y chupo y acaricio y aprieto y recomienzo. Y son tus manos tomando mi erecta verga y pasándola por tus hermosos pezones.

Y somos tú y yo todavía.

jueves, julio 17, 2008

El mar, tu cuerpo, el mío, la sal...

¡Qué martes ese martes! Ese martes nos aguardaba desde hacía más de 20 años y tú y yo teníamos una cita desde entonces.

Era tu cuerpo junto al mío. Era el mar que cantaba con suave oleaje. Eran mis manos en tus pechos y tu perfume ascendiendo de tu cuello. Era el sol y era la sal, sal de nuestros ojos que el domingo habían llorado a mi hermano, y que ahora era la sal que envolvía nuestros cuerpos y que destilaban nuestros sexos.

Fue tu entrega, entrega de mujer hecha y derecha y fue mi sorpresa erecta en tu boca, y la mía líquida recorriendo tu piel. Y bebiendo tu propio mar, tu bahía salobre dispuesta para mí.

Y esa niña que fuiste y ese hombre que ya era confluyeron en un hombre y una mujer que se amaron, que se entregaron, que se gozaron, que se besaron (¡Dios qué besos que nos humedecieron!).

Y esa sorpresa, ese regalo de la vida no había sino que disfrutarlos.

Y tú y yo los disfrutamos.

miércoles, julio 09, 2008

Drume, drume, negrito

Hoy que espero la muerte de mi hermano, que sé que se acaba irremediablemente, sí, por voluntad propia, por elección desde hace tantos años, hoy -digo- sólo pienso en canciones de cuna.

Drume, drume, negrito
que tu mama tá en el campo, negrito...