Nihil novum sub sole o Déjà vu

lunes, diciembre 18, 2006

Ellos

Y he aquí que estoy, luego de ocho años de no verlos, con mis sobrinos: José, de 18 años y Marta de 16. ¿Qué decirles luego de tanta ausencia, de tanto dolor que han pasado? Mi hermano perdido desde sus 16 años en las fuentes brotantes del alcohol, dejó abandonados a sus hijos desde siempre, aún antes de que nacieran. Tan perdido mi hermano, mi amado Cástor, mi amado Pólux. Y esos hijos tan vilanos al viento, creciendo como la hierba en el resquicio de una piedra fría y dura: briznas de vida.

Luego de tantos años, nos vemos y nos abrazamos y nos besamos y nos volvemos a besar. Y yo hablo, con todo mi hocico abierto, como lagarto saciado, ¿qué decirles, mi Dios, que ahogue toda su vida de infortunio, de desamor, de abandono?

Solo les dije que Fernando Savater dice que la obligación de todo ser humano es ser feliz y a eso hay que dedicar nuestras vidas. Que dejen a su padre, ya pardido para siempre, y sigan su camino, que solo se tienen la una al otro y a nadie más, pero ellos al menos ya lo saben.

Nuestras lágrimas y los puños apretados de Pepe se contuvieron y nos volvimos a abrazar y besar. Ellos, mis sobrinos, mis amados.

martes, diciembre 12, 2006

Por eso

Óyeme, te odio como a nadie en el mundo porque te amo como a nadie en el mundo.