Nihil novum sub sole o Déjà vu

viernes, diciembre 05, 2008

eboca

qué tiene tu boca que evoca

qué boca que llama a mi llama

que llama que inflama mi alma

qué alma que evoca tu boca

qué boca tan tuya que deseo

boquita de tu ano que beso y poseo

jueves, diciembre 04, 2008

Génesis

En el principio fue tu mirada transparente, cristalina, iridiscente, resplandeciente, y de pronto, todo comenzó a tomar forma: eso es calle, esto árbol, aquello pájaro, y esto que aquí te doy, dijiste, es el amor.

Así creaste mi mundo, mon amour, mi Julieta, mi eterna amada. Y no sólo creaste ese mundo perfecto, rotundo, aún faltaba que a los años de esa creación, dijiste: esto es un varón que yo, en nuestro infinito amor, comparto contigo para hacer de este mundo algo más bueno. Y bueno fue nuestro hijo.

El mundo, luego de las catástrofes que hubimos vivido, con nuestro amor y nuestro hijo fue mejor. Muelle nuestro amor como besos al viento.

Y aún había más. Al cabo de otros años, dijiste: bueno es que haya una niña. Y la hija que ambos anhelábamos arribó con una sonrisa eterna. Y vimos que era bueno. Que la Tierra olía como al santo olor de la panadería, tanto de bueno había en este mundo.

Y casi dos años más, la absoluta felicidad se incrementa -créanme, es posible-: una segunda hija cuyos cabellos dorados iluminaron aún más nuestro mundo. Y todos vimos que fue bueno.

Tanto mundo hermoso dio principio con la palabra que yo aún pronuncio casi como una oración -y que nunca dejaré de pronunciar con tanto, tanto amor: Julieta.