Aquí y ahora.
No antes ni después.
En este presente
-ya eterno por efímero-
tú y yo fuimos y somos
así, como todo, sin porqué.
Como siempre,
un hombre y una mujer,
un deseo que asciende,
que se desprende desde las ingles,
que gira y se revuelve con furia,
y te llama.
Eres tú, ahora, aquí,
la mujer más deseada por mi deseo,
el ser más anhelado por mi tacto:
piel suave, tersa, blanca,
largas piernas por recorrer,
breves pies que lamer.
Lo que nunca será:
mi deseo penetrándote
navegándote completa,
a tientas, como ciego por el mar,
palpando, oliendo, besando, lamiendo.
Un aquí y un ahora.
Nunca jamás.
Breve eternidad:
te deseé.