Siento las plantas de tus pies acariciarme el rostro. Mis manos acarician tus empeines y meto tus deditos en mi boca, los beso, les doy mordiditas, los chupo, los mojo con mi saliva. Mientras escucho el bamboleo de mi pubis golpear contra tus nalgas y tu dulce gemir, y como música de fondo, mi verga entrando y saliendo de tu escurriente chocho. Y yo sigo lamiéndote los pies y acariciando tus muslos durísimos y admirando, y por ello erectándome aún más, tus cara de placer exacerbado.