Nihil novum sub sole o Déjà vu

miércoles, mayo 24, 2006

La niña de Montreal

Tengo entre mis dedos
un pelo rubio, rizado.
Es un cabello terso y brillante.
Refleja el azul de tus ojos
y tu sonrisa cristalina.
Tengo entre mis dedos tu cabello
y estoy erecto.
Tengo entres mis dedos tu cabello,
atrapado entre mis lentes.
Tu cabello: melena solar
que paseas por mi cara,
por mi pecho y por mi falo.
Tu cabello rubio y ensortijado.
Tu cabello que mira desde lo profundo de tu sexo,
abierto a plenitud a mi mirada.
Tu cabello, mudo testigo
de que me sonreíste mientras te desnudabas
y mostrabas tus pechos, tus nalgas, tu culo.
Tu cabello: ángel, serafín de diez dólares la canción.
Tu cabello, francés quebecois,
sonrisa, mirada y piel de 18 años.

1999.

viernes, mayo 19, 2006

La yegua de la noche

La yegua de la noche cabalga desbocada. Sus ojos desorbitados lanzan gritos silenciosos de espanto. El relámpago responde titánico al pánico. El hocico babeante de la yegua pavimenta de plata el sendero de la huida. Aléjate. Aléjate. Aléjate.

La desaforada carrera de la yegua tiene un propósito: se une a la rápida manada de los caballos que galopan bajo los párpados.

lunes, mayo 08, 2006

La flor en el pantano

Camino por Insurgentes Sur, una calle hermosa para pasear. El día es bello, la luz es dorada, pero hay algo que reluce aún más: Un hombre, acaso indígena, con atuendo de campesino, con su agobiante acordeón colgado de su cuello, se agacha y besa con tanto amor, con tanto amor, a su hijita, dos, tres años apenas: cara chamagosa, despeinada, con un vestidito raído, pero con una sonrisa plena: ¡su padre la ama!

¡Dios, bendice su amor!