Nihil novum sub sole o Déjà vu

miércoles, enero 16, 2008

Il mare nostrum

Cada que termino de leer una novela, sobre todo alguna histórica o que retoma hechos, no dejo de pensar que gastamos tanta tinta, papel, espacio virtual, palabras escritas u orales, metáforas, imágenes, descripciones, aliteraciones y todo lo que podemos sólo para explicarnos qué es esta vida en la que vivimos.

Es como si camináramos a tientas con los ojos vendados o peor aún sin ojos, con las cuencas vacías, sin olfato, sólo palpando y haciéndonos una imagen mental de lo que tocamos. ¿Qué carajos es la vida? ¿cómo se vive?

Supongo que el arte es sólo una lectura entre líneas o entre formas o entre colores o entre movimientos o entre imágenes, acaso como esa caverna que refleja sombras, como dice Platón, ese escritor inventor de ese personaje llamado Sócrates.

martes, enero 08, 2008

Lectores aburridos y lectores calmados

Comparto este pasaje de Roberto Bolaño en su novela Los detectives salvajes (gran novela a mi entender):

Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Ésta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuandos estás desesperado. (...) Tomemos, por ejemplo, un lector medio, un tipo tranquilo, culto, de vida más o menos sana, maduro. Un hombre que compra libros y revistas de literatura. Bien, ahí está. Ese hombre puede leer aquello que se escribe para cuando estás sereno, para cuando estás calmado, pero también puede leer cualquier otra clase de literatura, con ojo crítico, sin complicidades absurdas o lamentables, con desapasionamiento. (...) Ahora tomemos al lector desesperado, aquel a quien presumiblemente va dirigida la literatura de los desesperados. ¿Que es lo que ven? Primero: se trata de un lector adolescente o de un adulto inmaduro, acobardado, con los nervios a flor de piel. Es el típico pendejo (perdonen la expresión) que se suicidaba después de leer el Werther. Segundo: es un lector limitado. ¿Por qué limitado? Elemental, porque no puede leer más que literatura desesperada o para desesperados, tanto monta, monta tanto, un tipo o un engendro incapaz de leerse de un tirón En busca del tiempo perdido, por ejemplo, o La montaña mágica (en mi modesta opinión un paradigma de la literatura tranquila, serena, completa), o, si a eso vamos, Los miserables o Guerra y paz. Creo que he hablado claro, ¿no? Bien. he hablado claro. (...) Otrosí: los lectores desesperados son como las minas de oro de California. ¡Más temprano que tarde se acaban! ¿Por qué? ¡Resulta evidente! No se puede vivir desesperado toda un vida, el cuerpo termina doblegándose, el dolor termina haciéndose insoportable, la lucidez se escapa en grandes chorros fríos. El lector desesperado (más aún el lector de poesía desesperado, ése es insoportable, créanme) acaba por desentenderse de los libros, acaba ineluctablemente convirtiéndose en desesperado a secas. ¡O se cura! Y entonces, como parte de un proceso de regeneración, vuelve lentamente, como entre algodones, como bajo una lluvia de píldoras tranquilizantes fundidas, vuelve, digo, a una literatura escrita para lectores serenos, reposados, con la mente bien centrada. A eso se le llama (y si nadie le llama así, yo le llamo así) el paso de la adolescencia a la edad adulta. Y con esto no quiero decir que cuando uno se ha convertido en un lector tranquilo ya no lea libros escritos para desesperados. ¡Claro que los lee! Sobre todo si son buenos o pasables o un amigo se los ha recomendado. Pero en el fondo ¡lo aburren! En el fondo esa literatura amargada, llena de armas blancas y de Mesías ahorcados, no consigue penetrarlo hasta el corazón como sí consigue una página serena, una página meditada, una página ¡técnicamente perfecta!

miércoles, enero 02, 2008

Nuevo ciclo

Lo bueno de ser animales ceremoniosos es que podemos reinventarnos cada vez. Quemar las naves de lo bueno y de lo malo, adentrarnos en una nueva aventura, aquí estamos, aqui vamos, aquí somos.